martes, 26 de abril de 2011

25 años de la noche del fin del mundo

En la noche del 26 de abril de 1986 ocurriría un suceso que el mundo tardaría en olvidar. Una catástrofe sin precedentes, invisible y diferente a todas nuestras ideas de grandes cataclismos, que por desgracia, estamos volviendo a revivir en Fukushima.

Coexisten 110 versiones de lo que pasó aquella noche, aunque lo que sí sabemos es que se liberó una cantidad de energía 500 veces superior a la que vimos en Hiroshima o Nagasaki cuyas consecuencias nos acompañarán los próximos 24.000 años.

  • 01:07 AM, empiezan una serie de anomalías en las pruebas que debían haber realizado 3 años antes, pero que fueron posponiendo. Se escuchan una serie de fuertes golpes en el reactor.
  • 01:22 AM, la cosa empezó a agravarse tras la aparición del rojizo gas Xenon. La duda asalta a los operarios, que no saben qué hacer.
  • 01:23:00 AM, deciden abortar bajando las barras de grafito que disminuyen la temperatura, pero el sistema se bloquea. Una cadena de errores de los operarios jamás explicada.
  • 01:23:58 AM, se enciende el sol en mitad de la noche: El reactor número 4 modelo RBMK1000 de Chernobyl, de 14 metros de diametro y 7m de altura, había saltado por los aires provocando una lluvia radiactiva.
Radio de acción de la nube radiactiva que alcanzó Europa.
La garganta picaba y los ojos lloraban. Millones de partículas atravesaban los cuerpos de los ciudadanos de Pripyat bronceando sus cuerpos extrañamente, a la vez que se expanden unos niveles de radiactividad varios millones de veces superior a lo que cualquier ser humano puede soportar. La nube de 6 kilómetros de alto, pudo verse en el aeropuerto de Moscú. Según los informes la nube habría dado 3 vueltas a la Tierra. Ahora, los ángeles exterminadores portaban extraños nombres:
  • Yodo 131, que se aloja en la glándula tiroides hasta 8 días, bombardea el organismo humano desde dentro.
  • Cesio 137, es un material pesado muy difícil de eliminar que cae a tierra y que contamina 30 años la superficie que toca.
  • Estroncio 90, uno de los más peligrosos: ataca la médula ósea y el cuerpo lo confunde con el Calcio. Duración: 90 años.
  • Xenon 133, gas que se inhala y ni tan si quiera la lluvia puede disolver. Su ciclo de vida: 600 años.
  • Plutonio 239, es el más peligroso, y actuará durante los próximos 24.000 años.
En la boca de ese infierno una persona de la que sólo se saben sus iniciales, hizo la medición más alta de toda la historia, cuyo dosímetro se bloqueó: 30.000 Roetgen/hora, 50 millones de veces superior a lo que puede soportar una persona. Murió al instante tras sentir un gran calor.

Para atajar aquel reactor ardiendo, se intentaron usar robots inteligentes ideados para la exploración lunar, pero al llegar a la zona del reactor 4, se volvían locos, se descoordinaban y acababan arrojándose al vacío. Así, muchos fueron los héroes que dieron su vida por intentar atajar ese desastre. Muchos de los llamados liquidadores, iban sin las protecciones adecuadas y no podían exponerse más de 20 ó 40 segundos sobre aquel tejado, y su trabajo no excedía de los 3 minutos.

Después del terremoto de Japón y el desastre de Fukushima, se volvieron a ver infografías sobre los niveles de radiación que un ser humano puede soportar, como esta y esta otra. En especial, me gustaría recordar la tarea de tres héroes que dieron sus vidas por salvar a los demás...esta es su historia.

Aquel fatídico día, el fotógrafo Igor Kostin grabó las primeras imágenes del reactor de la central, ya que las fotografías quedaron veladas debido a la radiación. Después de soltar al fotógrafo en tierra firme, el helicóptero, tuvo un accidente con una grúa, precipitándose hacia el mismísimo infierno.

El legado del accidente de Chernobyl nos deja un aumento de casos de cáncer, mutaciones extremas en humanos y animales, así como ciudades fantasma que parece que acaban de ser abandonadas, en las que no se percibe ningún desastre, pero ahí está la incesante e invisible radiactividad...
Reactor número 4.
Los liquidadores.
Mutaciones incluso en animales.
Prypiat, ciudad fantasma.
Las máscaras que usaban.
Monumento a los caídos.

Hoy en día, unas 3/4 partes de las instalaciones de la central, no se pueden explorar...siguen siendo un misterio.

Bajo el sarcófago, construido por 700.000 voluntarios y en el que se depositaron entre el segundo y décimo día hasta 5.000 toneladas de boro, dolomita, arena, arcilla y plomo, continúa latiendo el viscoso demonio. Un sarcófago cuya duración se estimó en 25 años. Hoy se cumplen 25 años...

FUENTE: [1]

2 comentarios:

  1. Joder... me flipo el articulo este eh... fenomeno, y vaya cague que le da a uno de pensar lo que tiene que ser estar ahi :S

    Momo

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  2. No soy muy seguidor de 4º Milenio, pero este documental que has puesto aqui por escrito fue muy bueno.

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