Algunos ya se habrán dado cuenta y otros seguramente dirán que para qué los van a trucar. Sin embargo, es cierto que el efecto positivo que produce mirarte a un espejo y ver que estás haciendo progresos y vernos tal como queremos vernos, hace que pensemos que estamos mejorando en ese gimnasio y por tanto, volvamos a ir allí día a día para seguir mejorando. Si por el contrario, entramos a un gimnasio y nos vemos peor de lo que pensamos, es posible que decidamos dejar de lado la idea de ponernos en forma.
Obviamente, no todos los espejos son iguales o están igual de tratados, ya que los objetivos de una persona que va a aeróbic o cardio, no son los mismos que una persona que va a la sala de pesas. Los espejos de las salas con el objetivo primero, muestran unas figuras más esbeltas, finas y de mejor siuleta, mientras los segundos, mostrarán cuerpos más voluminosos.
También los espejos cuidan mucho cómo incide la luz sobre ellos, ya que ciertas sombras en nuestra figura puede hacer parecernos más definidos, esbeltos y con más volumen o todo lo contrario, más pequeños y sin definción. Esto seguramene lo hemos comprobado todos cuando hemos visitado alguna sala llena de espejos.
Todo esto se logra mediante la
concavidad y
convexidad, el ángulo de posición y la inclinación vertical de los espejos. Por ejemplo, una inclinación hacia atrás nos hará vernos más altos y esbeltos; una luz trasera o alta y central nos mostrará sombras para ver un abdomen y pecho más grande y definido; mientras un exceso de convexidad en un espejo hará que te veas más alto y delgado y un exceso de concavidad, nos mostrará más gordos y bajos.
Estos efectos se pueden comprobar mientras miramos al espejo algún objeto fijo y desplazarnos hacia adelante y atrás. Si la forma del objeto cambia, es una prueba de que efectivamente, ese espejo está trucado. Así que la próxima vez que vayamos al gimnasio, podremos comprobar si realmente estamos tan bien como creíamos.
FUENTE: [1]
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